Para comenzar el curso definiremos el principio de la clasificación de las criaturas mágicas. ¿Qué es una bestia? La definición de bestia ha sido objeto de controversia durante siglos. Aunque este hecho pueda sorprender a algunos estudiantes que se acerquen por primera vez a la Magizoología, el problema puede resultar más comprensible si nos tomamos un momento para considerar tres tipos de criaturas mágicas. Los hombres lobo son humanos la mayor parte del tiempo (ya sean magos o muggles). Sin embargo, una vez al mes, se transforman en bestias salvajes de cuatro patas con intenciones asesinas y sin ninguna conciencia humana. Los hábitos de los centauros no son como los de los humanos, pues bien en estado natural, se niegan a vestirse y rehuyen tanto a magos como a muggles, aunque tienen una inteligencia igual a la de ellos. Los trolls presentan una apariencia remota humana, caminan erguidos y pueden aprender algunas palabras simples, pero son menos inteligentes que el más tonto de los unicornios y no tienen poderes mágicos si exceptuamos su prodigiosa y anormal fuerza. Ahora preguntémonos: ¿cuál de esas criaturas es un ser - es decir, una criatura digna de derechos legales y voz en el gobierno del mundo mágico- y cuál una bestia? Las primeras tentativas para decidir qué criaturas mágicas debían ser consideradas bestias fueron sumamente rudimentarias. Burdock Muldoon, presidente del Consejo de Magos en el siglo XIV, decretó que en adelante cualquier miembro de la comunidad mágica que caminara sobre dos piernas sería considerado un ser, mientras que los demás, mientras que los demás seguirían siendo bestias. En un gesto amistoso, convocó a todos los seres para que se reunieran con los magos en una cumbre que discutiría nuevas leyes mágicas y descubrió, para su enorme desaliento, que se había equivocado. La sala de reuniones estaba repleta de duendes que habían llevado a todas las criaturas con dos piernas que habían podido encontrar. Como nos cuanta Batidla Bagshgot en su libro Una Historia de La Magia: --Apenas se oía nada entre los graznidos de los diricawls, los lamentos de los augureys y el canto incesante y taladrante de los fwoopers. Cuando las brujas y los magos intentaron consultar los documentos ante ellos, un grupo de hadas y duendecillos empezó a dar vueltas entre sus cabezas, riendo y parloteando. Un grupo de trolls comenzó a destrozar las paredes del recinto con sus mazas, mientras unas arpías se deslizaban por el lugar buscando niños para comérselos. El Consejo se puso en pie para abrir la sesión, resbaló en una pila de excrementos de porlock y abandonó apresuradamente la sala sin dejar de maldecir.--- Como podemos ver, la simple posesión de dos piernas no garantizaba que una criatura mágica pudiera o quisiera interesarse por los asuntos del gobierno de los magos. Amargado, Burdock Muldoon renunció a cualquier intento de integrar en el Consejo a otros miembros de la comunidad mágica que no fueran magos. La sucesora de Muldoon, la señora Elfrida Clagg, intentó redefinir el concepto de seres con la esperanza de estrechar lazos con otras criaturas mágicas. Los seres, declaró, son aquellos que pueden hablar el lenguaje humano. Por lo tanto, todos aquellos que pudieran hacerse entender por los miembros del Consejo estaban invitados a participar en la siguiente reunión. No obstante, una vez más hubo problemas. Los duendes enseñaron algunas frases sencillas a los trolls y éstos volvieron a destrozar la sala. Los jarveys se decidieron a correr entre las patas de las sillas y mordieron todos los tobillos que estaban a su alcance. Entretanto, había llegado una numerosa delegación de fantasmas (que habían sido apartados bajo la presidencia de Muldoon con el argumento de que no andaban sino que se deslizaban), pero se retiraron indignados por lo que luego calificaron como <desvergonzado énfasis que el Consejo ponía en las necesidades de los vivos, en oposición a los deseos de los muertos>. Los centauros, que con Muldoon habian sido clasificados como <bestias> y eran ahora definidos como <seres> bajo la presidencia de la señora Clagg, se negaron a asistir al Consejo en protesta por la exclusión de la gente del agua, que solo podía hablar en sirenio. Hubo que esperar hasta 1811 para que se dieran con definiciones que la mayoría de la comunidad mágica considera aceptables. Gronan Stump, el por entonces recién nombrado ministro de Magia, decretó que un <ser> era <cualquier criatura que tenga suficiente inteligencia para comprender las leyes de la comunidad mágica y compartir parte de la responsabilidad que implica se formulación>. Los representantes de los trolls fueron entrevistados en ausencia de duendes y se concluyó que no comprenden nada de lo que se estaba diciendo; por lo tanto, los clasificaron como <bestias>, aunque caminaban sobre dos piernas. La gente del agua fue invitada a través de traductores a asumir el estatuto de <seres> por primera vez. Pese a su apariencia humanoide, hadas, gnomos y duendecillos fueron catalogados como <bestias> con total contundencia. Naturalmente, el asunto no termino ahí. Todos conocemos a los extremistas que hacen campaña para clasificar a los muggles como <bestias>; todos sabemos que los centauros han rehusado el estatuto de <seres> y han solicitado que los sigan considerando <bestias>; mientras tanto, los hombres lobo han ido pasando de la División de Bestias a la de Seres y viceversa durante muchos años; en el momento en que escribimos esto, hay una Oficina de Servicios de Apoyo para Hombres Lobo en la División de Seres, mientras que el Registro de Hombres Lobo y la Unidad de Captura de Hombres Lobo entran en la División de Bestias. Muchas criaturas sumamente inteligentes son clasificadas como <bestias> porque no logran superar sus brutales instintos. Las acromántulas y las mantícoras son capaces de mantener una conversación racional, pero intentaron devorar a cualquier humano que se les acerque. Las esfinges hablan solamente con enigmas y acertijos y son violentas cuando se les dan una respuesta equivocada. En lo siguiente del curso señalaremos los casos donde perdura la incertidumbre sobre la clasificación de una bestia. Vamos ahora a plantearnos lo que magos y brujas se preguntan más a menudo cuando la charla versa sobre criaturas mágicas: ¿Porqué los muggles no las ven?
|